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La imaginación romántica y el nacimiento de la literatura juvenil



Por: Rosa Luisa Guerra Vargas.


Siempre me he creído una persona imaginativa. Ahora descubro que incluso, con una falsa vanidad, me creía más imaginativa que los demás. Esto porque no sabía que la imaginación es mucho más que inventar historias para no aburrirme en clase, contarles a mis alumnos de manera divertida lo que puede ser muy aburrido o tratar de hacer interesante lo que escribo en un libro, sobre todo los que no son estrictamente narrativos sino de divulgación o libros de texto.


Kieran Egan, educador canadiense, se ha dedicado a explorar la imaginación y su poder en la educación. Su aportación no para ahí, también ha analizado el impacto de ésta en la vida de cada uno de nosotros. Egan propone que las personas podemos tener hasta cinco formas distintas de imaginar (somática, mítica, romántica, filosófica e irónica) las cuales guardan una relación estrecha con el desarrollo del lenguaje.


Uno de los rasgos más notables de esas cinco fases de imaginación es que no sólo se viven

de manera individual, sino que se pueden encontrar como parte de la historia de la civilización.


La fase romántica apela, en su nombre, a la etapa artística que comenzó a finales del siglo XVIII y que llegó a su culmen a mediados del siglo XIX. El romanticismo se ha deslavado en el lenguaje cotidiano, se suele limitar a los gestos grandiosos que se hacen para conquistar en el plano amoroso.


Sin embargo, es un movimiento que surge, en primer lugar, como una reacción al Siglo de las Luces donde se dice que prima el uso de la razón y la supresión de los sentimientos; y a la Revolución Francesa que se suponía inspirada en el uso de la razón. En algunos momentos, se llegó adorar a la diosa Razón en iglesias, lo que evidencia hasta qué punto se rompieron límites y en varios niveles. Aquello, por múltiples razones, acabó en un baño de sangre que aterrorizó a Francia y al mundo civilizado.


La necesidad de evadir esa realidad se transformó en un redescubrimiento y exploración de los sentimientos; y nadie siente tanto como un joven.


La antigüedad había tratado a la juventud como un mal que se curaba, en el mejor de los casos. En cambio, las emociones “atormentadas” (Strum und Drang) comienzan a tener protagonismo y va de la mano con la definición de ser el joven/la juventud como concepto cultural con un valor propio. Las cuitas del joven Werther se volverá el epítome de esa juventud dominada por las emociones.


Goethe escribió esta obra retomando algunos eventos de su juventud cuando se enamora de una joven Friederike Brion, hija de un reverendo. Ella tocaba el clavecín y cantaba las canciones folclóricas de la zona.


El romance dura 10 meses y termina, aunque Goethe no lo sabía, cuando él avanzó de la fase romántica a la filosófica; pues se dio cuenta que si se casaba con ella simplemente entraría al esquema de un típico matrimonio burgués y dejaría atrás sus aspiraciones literarias, científicas y artísticas. Dadas las aportaciones de Goethe en la literatura, la reflexión sobre la educación, e incluso la botánica, parece que no fue una mala decisión.


Sin embargo, la intensidad de ese amor fue la base de su célebre novela, donde transforma en ficción el episodio, pero mete otros temas como que la amada estaba comprometida con su mejor amigo, así el joven Werther, dispuesto a ser la única víctima, se suicida. Es decir, el ojo imaginativo de Goethe supo transformar un evento personal en una construcción narrativa. Que no deja de tener un intento educativo, es un modelo/advertencia sobre cómo las emociones juveniles desbocadas terminan en tragedia, aunque las propias emociones juveniles desbocadas de muchos lectores les cegaron y no pudieron leer la advertencia que estaba entre líneas.


Para asombro, y posterior pesar de Goethe, el libro tuvo un alcance y una repercusión extraordinaria, la cual le abrió puertas incluso con personajes de la aristocracia como Karl August de Sachsen-Wiemar, heredero de un ducado. Él y su prometida estaban encantados con la novela.


Evidentemente, no todos los encantados con su lectura estaban felizmente enamorados como Karl, hubo muchos que se volvieron imitadores de la vestimenta de Werther y, peor aún, de su decisión final.


Por tanto, en ese momento se suscitan reacciones que buscan prohibir la obra, nada lejanas en sus argumentos, a las voces que hoy quieren prohibir los videojuegos e incluso a las que alguna vez quisieron prohibir las obras de caballería.


Es claro que ese coqueteo con los límites de la realidad, propio de la etapa romántica puede llevar a muchas transgresiones peligrosas como un suicidio, o la exploración de sustancias que deriven en adicciones, por mencionar dos de las situaciones nada deseables, y siempre son multifactoriales.


No se puede soslayar que, para esos jóvenes con las emociones exacerbadas, las acciones de Werther tienen para él (y sus lectores más “románticos”) un lado heroico puesto que van encaminadas a “salvar” una situación trágica. Sin embargo, no era el camino, había opciones, se trataba de un falso heroísmo.


En la medida en la que el lector, o sea el joven, descubre la falsedad de esa salida, es en la

que puede avanzar a la siguiente fase y seguir hasta adquirir la fase irónica. Y, claramente, se alejará de las situaciones riesgosas.


Es así que, en el marco de la evolución de la humanidad, en esa etapa de la fase romántica,

Las cuitas del joven Werther resulta uno de los referentes más destacados del periodo. La pluma de Goethe supo pintar el retrato de esos sentimientos enredados que caracterizan esa etapa de una manera magistral.


Por lo cual hace sentido que el nombre de Werther se usara, posteriormente, para referirse a fenómenos de imitaciones de conductas suicidas que ocurren luego de un evento de esta naturaleza que impacta a la sociedad.


Finalmente, cabe destacar que obra posterior de Goethe evidencia una evolución en calidad expresiva, en capacidad de reflexión y en planteamientos filosóficos, como lo muestra el Fausto. Sin embargo, no deja atrás ese espíritu de sobrecogimiento de la fase romántica. El cierre del pacto con el Diablo, cuando perdería su alma definitivamente es cuando exclame “Detente, instante, eres hermoso”.



Bibliografía

Boullosa, Pablo (et al), (2017) Educación imaginativa. Una aproximación a Kieran Egan. Morata, Madrid.

Guerra, Rosa Luisa (2016) Apuntes de Literatura: Fausto (Johann Wolfgang Von Goethe). Nueva imagen, México.

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Rosa Luisa Guerra Vargas

Es autora de la colección de seis libros para niños: Así era la vida en... Época prehispánica, Virreinato, Independencia, Porfiriato, Revolución y México Moderno publicada por Ediciones Larousse.

Es coautora del libro Cara o Cruz: Francisco I. Madero, de Editorial Taurus.

Escribió: Apuntes de Literatura: Fausto (Goethe), Apuntes de Literatura: Divina Comedia (Dante) Apuntes de Literatura: 20 000 leguas de viaje submarino (Verne), todos de Nueva Imagen.

Ha escrito cerca de 20 libros de texto para la enseñanza del español para todos los niveles educativos.

Ha colaborado en la redacción de títulos de libros para niños y adultos en Editorial Larousse y Nueva Imagen.

Fue guionista de la serie infantil Viajeros del Tiempo Bicentenario, 25 cápsulas sobre la Independencia de México.

Participó durante 2019 semanalmente en el programa televisivo Tu Ciudad Es del Capital 21 en el segmento Lectura para principiantes.

Ha sido profesora universitaria de asignatura en UIA, UP y actualmente del CESSA.

Licenciada en Literatura Latinoamericana (UIA), maestra en Comunicación Social (UP) y tiene un máster en educación con especialidad en familia (CUV adscrito a la Complutense).

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